SIMILITUDES
Los dos teníamos la misma manera de mirar, con los ojos
secos de llorar desengaños, como dudando… Nuestras manos se rozaban con
cansancio, sin la fuerza que le robaron otras manos ladronas de ilusión. Los
pasos lentos, la voz apagada. Náufragos buscando desorientados la orilla. No
siempre es un momento alegre el encuentro de dos almas gemelas..